Persona
El concepto de Persona no
es nuevo en el lenguaje filosófico y representa un aporte que, desde el
cristianismo, se ha hecho a la reflexión sobre el hombre en la historia del
Pensamiento. Es un concepto que abarca el mundo de la teología, de la filosofía
y del derecho y es por tanto, un concepto de los más difíciles en la historia
del pensamiento. El Origen de la palabra latina persona nos remite al vocablo
Griego, prósopon donde se la usaba para referirse a la máscara que usaba un
actor en el teatro. La palabra Persona se utilizó para indicar aquello que
suena por medio de algo. También es utilizado en el ámbito jurídico para
indicar a quien es sujeto legal, sentido que se aplicó en el mundo judío para referirse
al Patriarca quien era propietario de bienes y esclavos. En el mundo romano se
utilizaba para nombrar a los ciudadanos libres plenos de derechos.
Si bien, la palabra
persona no está presente en la construcción filosófica de Platón y Aristóteles,
no por ello se encuentra ausente del pensamiento griego, las elaboraciones
conceptuales de los maestros griegos señalan ciertos indicios del concepto que
nos ocupa. Entre los presocráticos aparece por lo menos en tres textos;
Antifón, Demócrito y Empédocles y en ellos se hace referencia a prósopon como
rostro, cara e incluso la faz del sol de Helios . Según Vial Larraín podemos
establecer en el filósofo Plotino ya una idea de una posible configuración del
concepto de persona. Pero es en el mundo cristiano en donde emerge con mayor
nitidez esta idea. En el mundo cristiano la noción de persona fue elaborada en
sus orígenes, muy unida al ámbito teológico, “a menudo por analogía, con
términos o conceptos antropológicos”. La primera vez que encontramos la utilización
de este concepto en el cristianismo fue en el Concilio de Nicea, el año 325,
donde se define la naturaleza de Jesucristo frente a la doctrina errática de
Arrio. En este Concilio se discute utilizando conceptos filosóficos griegos, la
cuestión central fue la relación entre naturaleza y persona en Cristo,
estableciéndose que éste tiene una doble naturaleza, la humana y la divina,
pero que tiene una sola persona, la cual es única e indivisible. Por lo que se
entiende el concepto de persona como el supuesto o hipostasys dotado de
inteligencia y voluntad. Para lograr una mejor comprensión de nuestro concepto
es necesario retomar la idea de “suppositum”.
Individuo
En la filosofía resulta
un concepto que ha sido retomado a lo largo de toda la historia. Por ejemplo
Aristóteles ya se interesaba en el tema, a los sujetos que lo rodeaban los
denominaba “entes”. Aristóteles, contradiciendo la teoría de Platón afirmó que la
esencia de cada individuo se relacionaba con la materia. Siglos más tarde, Tomás de Aquino retoma la
concepción aristotélica, que afirmaba que la individualización dependía de la
materia. Pero a este concepto le agrega cuestiones particulares en cuanto a los
sentimientos de cada individuo.
La corriente filosófica colectivista define a los individuos como una fracción del
orden social. Cada fracción puede ser remplazada y sustituida con facilidad.
Por otro lado el individualismo se
opone totalmente a esta corriente, alegando la importancia y el valor de cada
persona y sus prioridades y necesidades básicas e individuales. Otra corriente
muy importante es el humanismo.
Esta se caracteriza por buscar un punto medio entre las individualidades y el
interés común de la sociedad. Las tres corrientes presentan al individuo como
unidades dentro de un gran sistema, la sociedad.
Autores como Marx definen
a los individuos como el conjunto de los vínculos sociales. En esta definición
se incluyen tanto lo material, las relaciones con el medio y lo espiritual de
cada uno de los sujetos.
Por otro lado, normalmente suele utilizarse la palabra individuo como
sinónimo de persona, sin importar el género, simplemente haciendo referencia
aquellos que por ejemplo se desconoce el nombre o sus datos personales.
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